La corriente inductiva, un fenómeno común en los sistemas eléctricos, puede generar problemas significativos si no se controla adecuadamente. Este fenómeno se caracteriza por un flujo desbalanceado de corriente en las fases de un sistema, generando un efecto inductivo que produce calor en áreas inesperadas. La acumulación de calor puede comprometer la integridad de los componentes, provocando posibles fallas e incluso riesgos de seguridad.
Un ejemplo de corriente inductiva se observa en motores eléctricos. Si un motor eléctrico experimenta desbalances en las corrientes de fase, puede generar corrientes inductivas en sus devanados. Con el tiempo, esto puede causar sobrecalentamientos localizados, lo que lleva a la degradación del aislamiento y, eventualmente, a la falla del motor. Afortunadamente, la termografía infrarroja es una herramienta diagnóstica efectiva para detectar estas irregularidades de temperatura.
