La termografía infrarroja es una técnica que permite determinar temperaturas a distancia y sin necesidad de contacto físico con el objeto a estudiar. Esta condición la hace ideal para las inspecciones térmicas y el monitoreo de la condición de equipos eléctricos, mecánicos y de proceso.
Su principio se basa en la medición de la energía electromagnética irradiada por la superficie de todos los objetos, en la zona infrarroja del espectro electromagnético, que se encuentran por encima del cero absoluto (-459 °F = - 273 °C) y en presencia de un medio adecuado (gas o vacío). La energía irradiada por el objeto depende de una serie de parámetros, de estos se destacan la temperatura y emisividad del cuerpo en estudio.
La termografía también tiene sus propias leyes. Dichas leyes permiten comprender mejor los límites en la aplicación de la técnica. La primera ley define que los instrumentos infrarrojos o cámaras infrarrojas “sensan” la radiación infrarroja de la superficie de la mayoría de los sólidos y líquidos a partir de la primera milésima de pulgada de la superficie. Por lo tanto, no miden ni ven la temperatura y no pueden ver a través de la mayoría de los sólidos o líquidos.
Esta técnica se puede aplicar en dos formas diferentes en función de los objetivos que se propone el especialista. La termografía cualitativa permite evaluar los patrones de temperatura en el termograma para determinar la presencia o no de fallas. Sin embargo, cuando se trata de establecer la severidad de una falla debemos hacer uso de la termografía cuantitativa lo que trae consigo la aplicación de estándares internacionales como la ISO 18434-1 para determinar la emisividad y la temperatura reflejada de nuestro objetivo.
La termografía infrarroja, erróneamente, se considera una tecnología fácil de implementar porque impresiona que con sólo encender la cámara y hacer fotos térmicas, es posible lograr diagnósticos efectivos. Sin embargo, es preciso conocer los factores que afectan la transferencia de calor y la radiación infrarroja para lograr imágenes de calidad con información efectiva y fácil de interpretar, evitando errores de interpretación de los termogramas y del registro de los valores de temperatura.
Por lo tanto, debemos quedar convencidos de que la implementación de la termografía infrarroja requiere, además de una inversión inicial en instrumentación con potentes herramientas, una adecuada preparación y entrenamiento del personal que emitirá los diagnósticos. De no ser así, la satisfacción de haber logrado la inversión inicial, terminará en la decepción de no lograr diagnósticos efectivos y en la imposibilidad de impactar positivamente en la economía de su industria.
Por eso, organizaciones como ISO, ASNT (Sociedad Americana de Ensayos No Destructivos) y BINDT (Instituto Británico de Ensayos No Destructivos) han acordado tres niveles de capacitación y/o certificación de aquellos técnicos que hacen termografía para los sistemas de mantenimiento, incluyendo normas, procedimientos y conocimientos requeridos.