Según la Asociación Americana de Ensayos No Destructivos (American Society for Nondestructive Testing, Inc. o ASNT), la inspección visual es la observación de la superficie de un objeto de estudio para identificar la presencia de anormalidades conforme a una especificación como patrón o estándar de normalidad.
Tanto esta definición como la mayor parte del desarrollo académico y la teoría de inspecciones visuales ha sido dominada por el campo de los ensayos no destructivos. Sin embargo, en mantenimiento predictivo nos referimos a inspecciones visuales como a esas pruebas de campo hechas directamente mediante un analista o inspector quién a través de sus propios sentidos evalúa la condición de un activo.
Desde una perspectiva física, la inspección visual y óptica es aquella que utiliza la energía de la porción visible del espectro electromagnético. Los cambios en las propiedades de la luz, después de entrar en contacto con el objeto inspeccionado, pueden ser detectados por el ojo humano o por un sistema de inspección visual. La detección puede realizarse, o puede ser resaltada mediante el uso de espejos, amplificadores o magnificadores, boroscopios y otros accesorios o instrumentos visuales.
La inspección visual es un método considerado como un ensayo no destructivo. Es la primera prueba no destructiva por excelencia, ya que no importa si se identifica algo o no, lo primero que hace el inspector antes de colocar sensores, o añadir líquidos o lo que sea que su especialidad le demande hacer, es mirar la pieza o el objeto bajo estudio. Es el método más antiguo y más utilizado.
La inspección visual se utiliza para verificar la condición de un elemento al que se conoce en sus condiciones normales de funcionamiento, tratando de ubicar una señal de que no presenta esas condiciones. El inspector visual debe tener la experiencia para diferenciar entre la condición original y la condición actual, para reconocer, es decir, previamente conoce, y luego reconoce.