El transductor sísmico de velocidad se aplica a máquinas donde el eje transmite la vibración a la carcasa con poca amortiguación, es decir, las amplitudes de vibración en la carcasa son grandes. Se compone de un imán permanente ubicado en el centro de una bobina de hilo de cobre. Cuando la carcasa vibra, se crea un movimiento relativo entre el imán y el bobinado, induciéndose por la ley de Faraday una tensión proporcional a la velocidad del movimiento.
Este tipo de dispositivo fue desarrollado para su uso industrial por primera vez a finales de los años 40 por Arthur Crawford, y su aplicación se extendió durante los años 60 y 70.
Ventajas del transductor sísmico:
- Mide directamente la velocidad, que es proporcional a la severidad de la vibración.
- No se necesita fuente externa de alimentación, lo que permite enviar la señal eléctrica a lo largo de grandes distancias por cable, haciéndolo ideal para aplicaciones donde queden lejanos e instalados permanentemente.
- Sólo requiere una simple diferenciación o integración para convertir la señal a otras unidades de amplitud. Esto repercute en una mejor calidad del post-procesado de datos.
- Tienen una relación de señal muy buena respecto al ruido eléctrico de su rango de frecuencia de uso.
Inconvenientes del transductor sísmico:
- Las dimensiones del transductor son relativamente grandes, necesitando grandes bases magnéticas para su sujeción temporal. En consecuencia, el rango de frecuencias es, en cierto modo, restrictivo: 10-1.000 Hz.
- La salida del transductor depende de la temperatura. A elevadas temperaturas, la salida se reduce al debilitarse el campo magnético. Sin embargo, se han desarrollado transductores específicos para altas temperaturas.
- La orientación de la medida, vertical u horizontal del transductor puede alterar la señal de salida del orden de un 5-10%.
- La calibración puede perderse por el desgaste y los cambios de temperatura.